Página:Cuentos y cronicas.djvu/119

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Primavera apolínea


Una copiosa cabellera. Unos ojos de ensueño y de voluntad. Juventud, mucha juventud: un poeta. Habla: —Yo nací del otro lado del Océa- no, en la tierra de las pampas y del gran río. Desde mi pubertad me sentí Abel; un Abel resuelto a vivir toda mi vida y a desarmar a Caín de su quijada de asno. Afligí a mis pa- dres, puesto que muy temprano vieron en mí el signo de la lira. Se me rodeó de guarismos en el ambiente de las transaciones, y salté la valla. De todo el himno de la patria sólo que- dó en mi espíritu, cantando, un verso: ¡Liber- tad! ¡libertad! ¡libertad! Y me sentí desdé luego libre por mi íntima volición. Y conocí a un hermano mayor, a un com- pañero, que tendiéndome la diestra me seña- ló un vasto campo para las luchas y para los clamores, me inició en el sentimiento de la solidaridad humana, aquel joven bello y atre-107