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monstruo hacia buscar á este niño en toda la Grecia, y habiendo descubierto el parage donde se hallaba, se lo trajeron. Merope iba á degollarle sin conocerle. Polifonte prometió á esta desgraciada madre salvar á Egisto y servirle de padre, si ella consentia en ser su esposa y reinar con él. La altivez de Merope desechó al principio sus ofertas con indignacion, pero cediendo al fin al amor maternal caminaba tristemente hacia el altar, donde el usurpador pereció por la mano de Egisto.
