Página:Curso de Mitología.djvu/225

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dictámen que se le arrojase al mar, ó se le quemase, ó cuando menos se registrasen interioramente todos sus rincones. El pueblo tomaba partido en pro ó en contra sin saber á que atenerse, cuando se presentó Laocoonte al frente de muchos troyanos, y les hablo así: «¿Cual es vuestra ceguedad? ¿creeis en la retirada de vuestros enemigos? ¿No desconfiáis de sus dones? ¡Tan poco conoceis á Ulises? Yo creo que este caballo encierra griegos, ó ha sido construido para dominar nuestras murallas, observar el interior de la ciudad, darnos un asalto, ó para otra sorpresa de esta especie. Desconfiad, troyanos, porque los griegos me son sospechosos aun cuando nos hacen regalos.» Así habló, y arrojando con toda su fuerza un venablo contra los flancos de aquel