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Página:DAlmeida Ciudad del Vicio.djvu/195

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TA CIUDAD DEL VICIO

nada a quien le gustase una mujer?... Que soy un rústico, bien lo sé; hijo de un triste criado... un po- bre hombre de trabajo; nadie me dió principios, no tenía obligación de adivinar ciertas delicadezas... Pe- ro ella bien podía esperar que yo cerrase los ojos, para no estorbarla, hasta me hubiera parecido bien morir más pronto; era una limosna que hacía... Pues ni eso, jinfeliz de mil... ¡Y aún viene a reclamar al pequeño, que es muy mío!... Le pago las letras, le pago todo; que esté tranquila ese trasto... Pero ¡mi hijo, nuncal... ¡Es capaz de envenenármelo aquella perdidal... Sacar de sus costumbres a un pobre vie- jo; y al cabo, quédate por ahí deshonrado sin tener quien te dé caldo en una enfermedad y quien te cuide en la agonía... Pues fué el viejo quien la sacó de la miseria y quien de la hija de un tosco almoja- rife (1), hizo una señora... Aún esa mujer se alaba de tener sangre real en las venas... La madre era gan- sa (2) de príncipe; no me admira que la hija saliese lo que salió... Elseñor no puede formarse idea de mis tormentos ¡no se forma!... Basta decir que solo dor- mimos juntos una semana y para nunca más. Siento vértigos, vieneun período de calma, y disculpas y más disculpas, luego se puso otra vez a explotarme... hoy tanto, mañana cuanto, desprecios, malas respuestas, un tono de escarnio; y un día voy a pedirle perdón

(1). Conservo esa linda denominación árabe, aunque sea poco usada en la lengua popular castellana y se emplee en portugués en lenguaje más al uso del pueblo.— WV, del 7.

(2) Denominación plebeya de concubina, —-/V, del 7.

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