LA CIUDAD DEL VICIO
planos, colina abajo; casas térrosas con chimeneas saliendo en torrecillas de las fachadas, bracear de parrales por encima de los" muros, hacinas de, bello- tas y montones de paja en fofma de catedral, carros de matorral erizados de estacas, portones de bode- gas con pilluelos a la puerta probando el tinto, mu- jeres haciendo media en los poyes de las puertas; gallinas y puercos, revolviendo los estercoleros po- dridos, ruidos de bigornia, cantos de gallos, y en el recodo de la carretera, ya distante, dos palos en cruz, historiando un asesinato...
En la huerta, por encima del pajar, a un lado, ha- bía ua mirador con balaustrada de azulejos, al cual se subía por una escalera de Eedrillo, orlada de clave- les y macizos de fucsia... (1) Entre pajar y mirador
estaba el palomar. La cama de la enfermita quedaba en un ángulo de
la alcoba y por entre las cortinas podía ella, aún acostada, tender la vista sobre lo residencia delasque- ridas aves, que,en grupos, en la cornisa del mirador, en los ángulos del tejado, o a la puerta de las pe- queñas casitas, se agachaban tristes, ¡plumas en ris- tre, cabecitas debajo del ala, O pico alto,acechando la parda hostilidad del cielo... Uno que otro palomo audaz volaba a veces por encima del mirador en tí- midos arrullos, saltando en los balaustres, la cola en forma de abanico en un gracioso movimiento de
subida y bajada, y ese picotear, de volátil ocioso, que prócura distraerse haciendo mal..
1) FJuchsia es una planta de la familia de las onagrariáceas. serie de las «unterias, que da flores hermafroditas, y a veces po- lígamas y tetrámeras.—WV. del 7. *
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