Esa noche fue una de las más largas de su corta existencia para Águila Nocturna. Por su mente pasaron muchos momentos de su vida. Entendía que había finalizado un período largo de instrucción. En su corazón existía un sentimiento de desasosiego, de incertidumbre. Había cumplido al pie de la letra los principios fundamentales que su padre había inculcado en él. Durante toda su instrucción en "la Casa de los Jóvenes y en La Casa de la Medida” había puesto todo su empeño y capacidad; sin embargo su corazón no estaba conforme, no estaba tranquilo. Serpiente de Fuego en alguna ocasión le explicó, que cada hombre tiene un camino, y que este camino es la otra parte complementaria del corazón. Así, camino y corazón marchan juntos. El problema es cuando uno no escucha al corazón y vaga solitario por las veredas, sin rumbo, perdido en los laberintos de la desolación. Todos los caminos de la vida conducen a la región de los descarnados. La diferencia es que sí uno recorre un camino acompañado de nuestro corazón, el camino se llena de flores y cantos, para enfrentar la dolorosa Batalla Florida en busca de La Casa del Sol.
En el fondo algo le decía que su destino no estaba en los caminos del gobierno, el sacerdocio o la administración. Y por ello sentía esta terrible desazón e incertidumbre en su interior. Águila Nocturna estaba dispuesto a acatar la resolución del Supremo Consejo de la manera más humilde y eficiente. Sin embargo en su corazón no existía armonía.