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que eres invisible e impalpable, bien así como la noche y el aire! Tú que nos has dado la vida, amado señor de las batallas interiores. Este día, tu humilde pueblo está de fiesta, porque de tu jardín han brotado las flores. Porque de tu nopal, han crecido las tunas y están por florecer. Porque tienes cantos, porque tienes flores.

Señor nuestro, humanismo, piadosísimo, amparador y defensor, invisible e impalpable, por cuyo albedrío y sabiduría somos regidos y gobernados, hoy te agradecemos que nos das un puñado de cachorros jaguares y águilas, para que tu pueblo mantenga su destino de armonía y bienestar. Para que los hombres seamos dignos de tu amor y bien aventuranza.

Rogamos les des a estos jóvenes un poco de sabiduría y claridad, para que cumplan con acierto y dignidad su alta responsabilidad, que hoy tienen con su pueblo. Amadísimo señor ilumínalos.

Sonaron de nuevo los caracoles y los jóvenes estudiantes entraron a la plaza en formación. Cada uno llevaba en la mano un brasero con incienso encendido y se arrodillaron de frente a las autoridades. Tomó entonces la palabra, el rector de La Casa de la Medida y dijo:

"Hijos míos, escuchen lo que les voy a decir, porque mi voz representa a las nobles instituciones en donde estudiaron por largos años. Ustedes brotaron en La Casa de los Jóvenes y en La Casa de la Medida, ustedes mantiene el honor de los Viejos Abuelos toltecas, que nos legaron estas sabias instituciones, para mantenerlos en nuestra mente y en nuestro corazón. Hijos míos, queridísimas plumas de quetzal, escuchen bien estas palabras que quiero decir y pónganlas en su corazón. A partir de hoy, ustedes tendrán que servir a nuestro pueblo; que aquí está presente y que no les permitirá que se desvíen, ni un sólo dedo de su recto camino, para que cuando lleguen al invierno de la vida, puedan caminar con la frente en alto y no tengan vergüenza de verle el rostro a su gente, porque el cargo pasa, pero nuestros actos se quedan. Servir a su pueblo es el más alto honor que una persona bien nacida, pueda tener en su vida. Servir al pueblo con entrega, honradez y virtud, es la mejor herencia que puedan dejarle a

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