Página:Daany Beédxe.djvu/122

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

Pedimos nuestras sinceras disculpas por venir a perturbar su paz. Pero es que nuestro muchacho, nuestra piedrita preciosa, necesita de su sabia y generosa ayuda, para iniciar el ascenso a DAANY BEÉDXE. Por mi boca los Guardianes del Camino, pedimos humildemente a nuestros hermanos su ayuda, su comprensión y su favor".

Con mucho cuidado, el anciano tomo los hongos necesarios, se despidió con mucha cortesía e inmediatamente inicio el regreso con el aspirante.

El Guardián y Águila Nocturna llegaron por la tarde a "La tierra del Gemelo Precioso". Durante siete días el joven estuvo recluido en una habitación y en ayuno total. El séptimo día por la noche, Piedra Quemada lo llevo a un templo en donde estaban cuatro doncellas y una anciana frente a un altar. Águila Nocturna se sentó sobre un petate en el centro de la habitación, a su costado derecho se encontraba Piedra Quemada. Acto seguido, las mujeres iniciaron un rezo en extraña lengua. La anciana limpió con mucho cuidado a los hongos, que se encontraban envueltos en unas hojas grandes y tersas. Los sahumó y juntó en pares depositándolos en el altar.

Entonces la anciana empezó diciendo:

"Muy amados y queridos hermanitos nuestros, damos las gracias al Señor por quien se vive, por la gracia de permitirnos estar aquí reunidos; a ustedes, nosotros sus hermanos más humildes e ignorantes, les agradecemos infinitamente su bondad y gran generosidad. Su sabiduría es necesaria para ayudar a nuestra piedra preciosa, a nuestra pluma de quetzal, que anda en busca de la luz. Humildemente sus hermanos se los agradecemos."

Las doncellas iniciaron un rezo tan armonioso, que parecía un bello canto. La anciana le dio a Águila Nocturna, catorce pares de hongos para que los ingiriera. Uno a uno, el joven los comió. Su sabor a tierra pronto desapareció, para dejar una fuerte sensación de acidez, que iba de las glándulas salivales a la base del cerebro. La habitación estaba en completa obscuridad. Águila Nocturna cerraba los ojos y se

122