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DE MADRID A NAPOLES.

fanos durante la dominacion de los franceses. — Afortunadamente, se respetaron las más hermosas y se acumularon en ellas todas las obras de arte que encerraban las demás. Así es que las Iglesias actuales de Venecia, edificadas por arquitectos tan ilustres como Sansovino, Palladio, Massari, Sammicheli, etc., llenas de cuadros de Ticiano, Tintoretto, Pablo el Veronés, los dos hermanos Bellini (uno de ellos maestro de Ticiano y de Giorgione), los dos Palmas, (el Jóven y el Viejo,) y otros célebres artistas, y adornadas de bronces y estátuas de Vittoria, Tulio Lombardo, Antonio Dentone, Leopardi, Grapiglia y otros maestros de la misma fama, son verdaderos museos en que las cuatro artes del dibujo compiten en prodigios de belleza.

Dicho se está que mi primera visita fue á la Basílica de San Marcos, hoy Metropolitana de la ciudad.

Ya la he descrito por fuera, si bien muy ligeramente. Ahora, para formar una idea completa de su magnífica fachada, habreis de imaginaros (¡oh futuros lectores de estos apuntes!) un inmenso retablo medio árabe, medio gótico, en cuyas líneas generales, así como en la ornamentacion, se ven confundidos el génio místico y sombrío del Norte y la risueña y voluptuosa inspiracion del Oriente. Figuraos una armónica combinacion de la más austera capilla de la Catedral de Toledo y de la más riente y graciosa estancia de la Alhambra ; ved vacilar el arco entre la herradura y la ojiva; considerad reunidas la cúpula y el alminar; encerrad el mosaico bizantino bajo la cimbra aplanada de un arco oriental bordado de arabescos; representaos la severidad gótica, vestida de lujo por los más ricos y variados mármoles; dadle color á la arquitectura ; confundidla con la pintura, como hacen siempre los artistas mahometanos; mezclad el oro, los colores y la piedra, como están mezclados en la Sala de los Abencerrages de Granada; pero, en vez de producir con esas dos artes amalgamadas unas labores geométricas ó unas piadosas inscripciones , dibujad y pintad Vírgenes y Santos, y sabreis lo que es en Venecia el arte bizantino; lo que son las dos Iglesias, la de Oriente y la de Occidente, cuando inspiran un solo monumento ; lo que es, en fin, la fachada de San Márcos.

Este mismo espíritu, que parece engendrado por dos crepúsculos; que es hijo de la lucha de una barbarie civilizada con una civilizacion bárbara; que simboliza el instante en que el Oriente y el Occidente se disputaban la dominación de Europa; que refleja de un modo maravilloso los siglos de las Cruzadas, y bastaria para probar, si la historia no lo demostrara, que al principio de la Edad Media el Cristianismo fué á buscar cultura á los mares de Levante; este mismo espíritu, vuelvo á decir, domina en el interior de la Basílica, siendo más patente y manifiesto á medida que se estudian su forma general y los adornos que lo decoran.

Yo no puedo detenerme en este exámen, que me llevaria demasiado lejos. Os haré sentir solamente la dulce oscuridad, la venerable senectud y la majestuosa riqueza que engrandecen aquel templo. Gruesísimos pilares y arcos enormes forman austeras naves y misteriosas cúpulas, re-