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DE MADRID A NAPOLES

la Italia una era de paz y de Independencia, declarándose güelfo, proclamando la fraternidad italiana, abominando de toda presion extranjera en la Península cerrada por los Alpes, y simpatizando con el incontrastable movimiento de nuestro siglo. Estas palabras arrancaron un grito de amor y entusiasmo á veinte y cinco millones de hombres que hablaban una misma lengua, que tenían una misma sangre, que se sentian animados por un mismo génio: Italia, en fin, respondió á la voz del Padre Santo, y los pueblos latinos bendijeron aquel anuncio, y la Libertad regocijadase reconcilió con su madre la Religion, que en malhora habia renegado de ella, y los tiranos, los egoistas, los hombres que no conocieron nunca el amor á la humanidad, sintieron el frio de la muerte en las entrañas, como lo sienten las tinieblas á la aproximacion del dia.

(Estas frases no son de mi cosecha: las he tomado de labios de mis comensales.)

En tal estado, Francisco V de Módena no vaciló un momento. Decla- róse enemigo del nuevo Papa, de las nuevas ideas y del sentimiento patriótico que conmovia á los italianos; opúsose á toda demostracion de alegría por parte de sus súbditos: prendió, encarceló, deportó, fusiló á todos los que respondieron al noble grito de Pio IX, y, por último, acabó, como acababa siempre su padre en casos parecidos, por llamar en su auxilio á los Austriacos. ¡Hizo más! ¡Les vendió la patria!-Firmó un Tratado con la Corte de Viena en que declaraba á Módena provincia de Austria: renunció á la nacionalidad particular modenesa, y á la nacionalidad colectiva italiana; se convirtió de Duque independiente en Procónsul de un soberano extranjero; renegó de la historia de los Este; desheredó á su descendencia; atentó á la obra de Dios..., y pretendió y creyó posible trocar en sajones á medio millon de italianos... ¡Ridícula demencia... si no fuese un espantoso crímen!

Afortunadamente, lo irracional y lo inícuo es siempre pasajero. La revolucion de 1848 obligó al Austria á concentrar sus tropas en el territorio aleman, que se estremecia como toda Europa, y el Duque de Módena quedó en frente de sus súbditos, asistido de los tres ó cuatro mil hombres (tudescos en su mayor parte) que constituian su Ejército.

Los modeneses prorumpen entonces en vivas al Papa.

Francisco se encierra en su Palacio, alrededor del cual establece sus batallones y su artilleria, amenazando al pueblo.

El pueblo no calla por eso; y el Duque oye sus gritos que piden alibertad ó muerte..

-Antes seré cabo en Rusia que principe constitucional en Italia .contesta furioso el de Este.

Y habla de 300,000 bayonetas austriacas con que cuenta para poner en órden á los revoltosos.

El pueblo le replica haciéndole saber que Bolonia, Milan, Nápoles, Roma, ¡toda Italia!, está ya sublevada, y que la revolucion triunfa en todas partes.