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Página:De Madrid a Nápoles (1878).djvu/447

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DE MADRID A NAPOLES

Y huyendo de tanta grandeza, abrumados por tantas emociones, salimos al campo, y en el campo encontramos centenares de lujosos darruajes, ocupados por lores ingleses, opulentos americanos y Príncipes de toda Europa; villas regias; bellísimos Jardines; la grandiosa mole del Palacio Pitti, vista á lo lejos; la remota perspectiva de cúpulas y torres, debajo de las cuales sabíamos ya que nos esperaban nuevos prodigios de arte que admirar... — ¡Siempre Florencia! ¡Florencia por todas partes; cada vez más bella y más rica, más elegante y seductora!

Al espirar el día, estábamos en el Monte alle Croci, elevada colina que domina toda la Ciudad , y desde cuyo vértice conseguimos al cabo abarcar de una ojeada tantas maravillas; deslindarlas; sentirlas en conjunto...

¡Florencia! murmuraba yo todavía , como queriendo evocar en mi corazón nuevos deseos cifrados en este mágico nombre, nuevas ilusiones compendiadas en él...

Lentamente fue apagándose en el cielo el resplandor del crepúsculo, mientras que del perezoso Arno iba levantándose una niebla blanquecina que empezó á ocultarnos la Ciudad.

Entonces brillaron luces en los balcones de los palacios y en las ventanas de las casas más humildes, y luego en las calles y plazas...

Había anochecido. — Ya era un recuerdo mi primer día en la patria de Alighieri. — Aquellas luces que brillaban en las tinieblas, me parecían antorchas funerales que circuían el túmulo de mis ilusiones infantiles.

En esto sonaron todas las campanas de la extensa ciudad, unas después de otras, pero confundiéndose al fin en una sola plegaria...

Era la Oración.

¡Cuán lejos de la patria nos sorprendía la noche!...

Sin embargo, el melancólico acento de las campanas decía claramente en su idioma universal: Ave-María...

No éramos, pues, tan extranjeros en la culta, en la sensual, en la pagana Florencia. —

Cuando bajamos del Monte alle Croci, duraba aún en el remoto Occidente un cárdeno reflejo del pasado día que ha servido de fecha á este capítulo.


V.


LA VIDA EN FLORENCIA. — COSTUMBRES. — PASEOS. — LAS FLORISTAS. — TEATROS-

^EL PERRO DE FLORENCIA. — PITTI Y UFFIZI. — LA VIRGEN DE LA SILLA. — LA

VENUS DE MEDICIS. IGLESIAS. — MONUMENTOS. — SALIMOS PARA ROMA.


Florencia 19 de Diciembre


Dentro de algunas horas saldremos de Florencia, donde he pasado siete días inolvidables.

La hermosura de la ciudad, la amenidad de los campos, la transparen-