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DE MADRID A NAPOLES

última erupcion fué en el siglo XII. Todavía arroja humo: totlavía está caliente la tierra en sus alrededores: todavía, si abrís un pequeño agujero en el suelo y sopláis, producís fuego. — Allí encontráis el cráter de Astroni, del que sólo quedan tres lagos, rodeailos de árboles sombríos.— Y allí, en fin, visitáis el Anfiteatro de Pozzuoli, que nunca se borrará de mi memoria...

Desde sus nobles ruinas se alcanza un gran horizonte de mar, hasta Cabo Miseno. — En frente se ven las ruinas de Baia, inmensa, rica, hermosa ciudad de los tiempos clásicos, aniquilada por los terremotos; Cumas, la ilustre Cumas, la ciudad más antigua de Italia,, borrada casi de la faz de la tierra; el Templo de las Ninfas, con sus columnas sumergidas en el mar; y otros muchos Templos y otras muchas Ciudades, todo convertido en escombros por las sacudidas que acompañan siempre á las erupciones del Vesubio.

El Anfiteatro de Pozzuoli está más vivo que el de Roma. Ni un saqueo sistemático de sus materiales ni una restauración mezquina han venido todavía á quitarle el aire de autenticidad que ofrecen sus escombros. Todo se halla como quedó después del temblor de tierra que lo hizo pedazos: columnas rotas é inmensos capiteles bellísimos encuéntranse acá y allá, vueltos del revés, clavados en la arena, ó enterrados bajo las bóvedas que se hundieron...

Desde lo alto del graderío he visto el espectáculo eterno; el mismo que contemplarían los antiguos romanos cuando venían á esta región á descansar del gobierno del mundo: el mar, el cielo, la costa azulada, tapizada de árboles y flores y sembrada de mármoles que reverberaban al sol..., y allá, á lo lejos, la nave gala ó ibera que se perdía en el horizonte! — Sólo ha cambiado hoy el destino de 'os pueblos. Hoy no es Italia la señora de las Galias y de España: hoy es la presa que se disputan sus vasallos de otro tiempo.

La vuelta á Nápoles, después de esta excursion, que he hecho ya tres veces, proporciona un espectáculo tan sublime, tan conmovedor, tan bello y tan solemne, que nadie que lo haya contemplado, dejará de recordarlo toda su vida...

Mirad... Regresamos de Pozzuoli, no por la Gruta, sino por la orilla del mar, girando en torno del Promontorio de Posilipo , por un elevado camino tallado en las acantiladas rocas.

Empieza á declinar la tarde. El sol se pone en lo último del Mediterráneo... — jTodavía lo verán durante una hora en nuestra adorada España!...

Ya hemos llegado á la misma Punta de Posilipo. Desde aquí se descubre juntamente la región mitológica que acabamos de abandonar, y todo el Golfo de Nápoles, la Ciudad, las Islas, el Vesubio y las Ciudades sucesivas que bordan la orilla de la península de Sorrento.

Este es el Nápoles descrito por Lamartine en Graziella : el Nápoles