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Página:Del amor, del dolor y del vicio.djvu/113

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tan complicadas las mujeres, y en especial las nerviosas é impresionables como la pobre Muñeca!... Ellas mismas ignoran lo que sienten, lo que piensan, lo que desean. Estoy seguro de que entre mil mujeres infieles, hay por lo menos quinientas que no se dan cuenta de sus propias deslealtades... ¡La que no ignora nada es la otra, la Margarita! Ese monstruo fino como un puñal, frío como un puñal, atrayente como un puñal, haría de mí lo que quisiese, si tuviera el menor interés en convertirme en instrumento suyo! No; esa no ignora lo que hace; pero ¿por qué lo hace?... ¿Por amor? No; no. Liliana pudo excitar durante una noche, ó una semana, su instinto vicioso y malsano de flor perversa; nunca durante tres meses... Y ya hace tres meses que la veo, que la adivino, que siento el verdadero objeto de sus zalamerías, de sus caricias, de sus humildades, de sus besos. La primera vez, sin embargo, que comprendí con claridad lo que