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XVI
Después de haber pasado la noche en vela, preguntándose siempre si «eso sería verdad»; examinando todas las circunstancias de su vida amorosa; recordando la expresión de las miradas de Margarita y de las sonrisas de sus amigos; oyendo la respiración de Liliana; razonando consigo mismo; sufriendo, en fin, el más horrible de los tormentos sentimentales, Carlos se levantó con el día.
Cuando comenzaba á vestirse, su querida entreabrió los ojos y le preguntó si tenía intenciones de salir tan temprano.