— ¿Y al salir del teatro?
— ¡Ah! ¡es cierto!... Al salir del teatro iremos á Montmartre, á ver al autor del drama y á sus amigos; ¿te parece?
— Sí; perfectamente...
Al principio Liliana se entregaba á su vida de desorden con un entusiasmo apasionado, no desperdiciando ninguna ocasión de ver un espectáculo raro ó de hablar con un hombre original. Todo lo extraño, todo lo misterioso, todo lo infame, despertaba su curiosidad enfermiza hasta el punto de producirle verdaderas crisis de deseo. Los magos discípulos de Peladan; los místicos compañeros de Jules Bois; los cultivadores de ciencias herméticas; los poetas que glorificaban á Isis y que creían en el abate Vintras; los bebedores de éter ó de opio; los pálidos hijos de Thomas de Quincey; los bohemios satánicos á la Baudelaire; los efebos adoradores de su propio sexo, verlenianos ó wildistas; toda la gran caravana de la moderna decadencia, en fin,