la querida de Plese, de Rimal, de Delmonte y de otros muchos. Sin embargo, me caso, no porque ella me lo exija, sino porque yo lo deseo... Y no te figures que soy de los que creen que un hombre puede redimir á una Dama de las Camelias rodeándola de dulces ejemplos de bondad y encerrándola en el círculo estrecho de las caricias honradas... No... Para mí, la prostituta sigue siendo prostituta á pesar de todo, y cuando sale del fango, lleva el fango consigo misma, en el alma y en el cuerpo, para salpicar el lecho nupcial, para manchar á sus hijos, para ensuciar el camino por donde pasa... Margarita seguirá siendo la criatura malsana y viciosa que conociste tú y que conocieron todos; mas su vicio no será sino mío... sólo mío... enteramente mío, y se confundirá con mi propio vicio en el lecho de fango en que los dos nos revolcaremos, lejos de todo el mundo. Y además, yo no detesto esas almas misteriosas y oscuras en las cuales se confunde la bestialidad
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Apariencia