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reunidos por la palabra de Avellaneda, hu- biera cuatro futuros presidentes de la Nación.
eualqaier otro modo hacían también uso de la palabra ; de manera que a los pocos momentos de iniciada la ren- nión el presidente y tudo su gabinete se hallaban comple- tamente entregados a la literatura.
«Entre tanto, el edecán de servicio guardaba rigurosa- mente la puerta y se negaba a anunciar a las personas que iban a buscar al presidente, sin excepción alguna, ma- nifestando que su Excelencia se hallaba muy ocupado en acuerdo de ministros. Cuando la materia quedó agotada, se vió que era muy tarde para entrar a ocuparse del ob- jeto a que debió ser destinada la reunión y quedó esta aplazada para el día siguiente. El doctor Avellaneda guardó sus papeles y los ministros se retirarou. «Creo que este será el primer caso de un novelista ensalzado y de un poeta condenado en acuerdo de ministros », dijo al le- vantarse el doctor Alsina, que fué el primero en abando- nar el salón presidencial.
«En ese tiempo el arte del reportaje no estaba elevado a la categoría en que hoy se encuentra, pero no faltaban noticieros, como se decía entonces, que audaban a la pesca de novedades. Algunos interpelaron a los ministros a su salida; pero éstos esquivaron toda respuesta, y, al día siguiente, uno de los diarios más difundidos y mejor in- formados de la época, traía en sus columnas un suelto que decía lo siguiente : « Ayer ha tenido lugar en el salón pre- sidencial un largo acuerdo de ministros que no ha sido interrumpido por persona alguna ajena al gabinete, ha- biendo estado las puertas muy bien guardadas. Se cree que debe haberse tratado algo grave o delicado, pues el
