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APÉNDICE
El salón de Avellaneda
Buenos Aires, 3 de octubre de 1922.
Señor doctor Antonio Dellepiane. Apreciable señor :
Con vivísima impaciencia esperaba yo, días pasados, La Nación para saborear, como se pala- dea una golosina delicada, sus sabrosas conferen- cias sobre Carmen Nóbrega y su tiempo, que es o más bien que fué también el mío. Y digo que fué, porque las pocas amigas de Carmen, aún de este mundo, como Aurelia Vélez, Delfina Mitre de Drago, Teresa Pizarro, Dolores Lavalle de La- valle, Clotilde Barra de Moujan, Joaquina Ara- na de Torres y alguna otra, estamos ya fuera de lo actual y nos sobrevivimos. ¡Qué gratas emo- ciones ha tenido usted la buena ocurrencia de