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yas funciones maternales, piadosas y educa- tivas, tan bien se armonizan con la constitu- ción psíquica del sexo y su más adecuada misión social. La señora de Mendeville se en- tregó por entero a la obra imperecedera del gran precursor, redactando actas y comunica- ciones oficiales, inspeccionando hospitales y hospicios, fundando establecimientos de edu- cación en la ciudad y en la campaña semisal- vaje de Buenos Aires — para lo cual vióse obligada a realizar viajes molestos y peligro- sos — difundiendo nuevos métodos pedagó- gicos como el denominado lancasteriano o de enseñanza mutua, entonces en boga, — pro- nunciando discursos en las ceremonias pú- blicas y hasta escribiendo una plegaria, des- tinada a las huérfanas del asilo, tan llena de místico fervor como bella de forma. Pri- mera secretaria de la institución al consti- tuirse ésta, solemnemente, en aquel memora- rable 12 de abril de 1823, con la pompa oratoria y el ceremonial protocolar que ponía
