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que lo tengan; con cuyo sufragio debes satisfa- certe. Comprendo que una de tus penas será la sencillez y claridad con que deberás escribir para ser entendido; pero hay en la simplicidad tam-
bién elegancia.
Después de lo político, lo doméstico y fa- miliar. franquilizada, un tanto por el lado de los riesgos bélicos, que no alcanzarán ya al hijo publicista, sino en forma por demás remota, la imaginación calenturienta de la madre prevé, en las correrías de Juan por aquellos pueblos apartados, otro género de peligros — los sociales — de los que procura ponerlo en salvo con fina astucia y femenil diplomacia. Al tropiezo posible de una alian- za inferior, siempre lamentable, opone, sin cesar, un antídoto poderoso : el dulce recuer- do de la prometida que espera, en Buenos Aires, el desenlace de la tragedia para rea- uudar el cándido idilio interrumpido por la contienda fratricida. El motivo de la novia, verdadero leit motif en esta corresponden-