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Él no tuvo que quedarse en el agua por mucho tiempo, antes de que estuviera suficientemente cocido y tan duro como un ladrillo por dentro y por fuera; entonces, desató los paños y saltó de la olla tan duro y brillante como cualquier Huevo hervido.
El paño lo marcó de la cabeza a los pies con grandes, lunares, rojos, brillantes, él estaba tan