Página:Denslow's three bears.djvu/7

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ojos abiertos, mirando a Ricitos de Oro que era como un rayo de sol en el cuarto en penumbra. Entonces, ellos estallaron en una gran risotada y le dieron la bienvenida a su casa. Cuando vieron lo bonita y limpia que estaba la casa, le dieron las gracias de corazón y la invitaron a compartir su cena porque la sopa ya estaba lista y todos estaban hambrientos. Ricitos de Oro pasó el resto del día con los tres osos graciosos jugando al escondite y muchos juegos nuevos que los osos le enseñaron.