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ella i yo

Yo las toque, i una fruicion deliciosa recorrió, o mas bien, penetró todo mi ser. Hubiera deseado que ese instante se prolongase indefinidamente...

Pero, Ella, la recien venida, multiplicó lo que parecia imposible de ser aumentado; pues, poniendo su otra mano sobre mi hombro, me sumerjió en una felicidad indecible, i, con una voz que creí conocer, voz que sentí en todo mi organismo, díjome:

—Eva, ha espresado a Ud., hace poco, que el sexo es un accidente que solo dura mientras se vive el tiempo......

—Mas yo no lo he comprendido, formulé en mí interior.

—Lo sabemos perfectamente, i por eso cumpliendo con la lei del mérito de la propia esperiencia para la adquisicion de todo saber, cosa que tampoco comprenderá Ud. por el momento, nos presentamos de esta suerte para hacerle progresar.

Al escuchar estas palabras, a pesar de mi aire enigmático, me sentí amando el progreso por la primera vez...

Mas, Ella parecia ver dentro de mi alma el menor, el mas leve de sus íntimos movimientos, i contestando a ellos me dijo:

—Amando el progreso, se progresa. Pero, es siempre indispensable vivir primero la verdad antes de comprenderla por la palabra:; i Ud. ha vivido aun mui poco para entender los motivos de sus propias dudas.