06 PAULETTE PAX
color de muralla, puede ser tomado por un ser- vio, por un italiano o por un rumano.
¡Ay, Dios mío! Al mismo tiempo nos fijamos en que los uniformes amigos son cada día me- nos numerosos.
Los oficiales aliados que viven en Petrogrado quieren evitar conflictos inútiles.
La situación de los alemanes es muy delicada aquí; por consiguiente, es de presumir que adop- tarán una actitud discreta. Son demasiado listos para no adoptar esa actitud.
Los bolcheviques evidentemente sufren su in- fluencia, y a ellos se debe el desastre que abre tan amplia entrada al enemigo. Pero los bolche- viques, con su mezcla de democratismo exaspefa- do, que a veces sólo es humorismo; que en otras ocasiones cometen crueldades rencorosas, ven- ganzas viles y matanzas inútiles; los bolchevi- ques, desorganizando todo aquello que es capaz de recordarles la burguesía y la aristocracia, no tardarán en tener un conflicto con los alemanes, si éstos se mezclan de cualquier manera en la política interior rusa, lo que no dejarán de hacer.
¿Hacia dónde vamos?
Mis pobres compañeros se alistan para la par- tida; los hombres por lo menos, y ¡en qué con- diciones!
Tenían que pasar por Murmania, donde hace un frío de cuarenta grados y donde los vagones
