DIARIO DE UNA COMEDIANTA 101
turarse así en un teatro francés; pero ai lado de oficiales que vacilan en venir a Petrogrado, hay una nube de comerciantes y de industriales muy listos, que llegan a toda prisa en los primeros convoyes para reanudar relaciones.
E instintivamente los boches encontraron muy chic asistir a una representación francesa.
Por otra parte, no nos han escatimado sus aprobaciones.
A 1.2 de Marzo.
La situación de los franceses se hace cada vez más angustiosa. Se espera a los alemanes de un día a otro; pero ya no a los oficiales aislados que disimulan su uniforme, ni a los agentes viajeros que venden al menudeo, sino quizás a las tropas alemanas.
Fuí a la Embajada para ver si adquiría algunas noticias,
Los despachos del frente francés no son bue- nos. El horizonte se presenta completamente sombrío.
Por lo que a nosotros cuncierne, no hay sino ignorancia. Una efervescencia indescriptible rei- na en esta casa que llenan y asedian numerosos franceses deseosos de repatriarse.
Repatriarse... ¿Pero cómo? ¡Dios mio!
Secretarios de alguna importancia se presen- tan en traje de viaje. Presumo que sus maletas