V.M. para que lograda en ellos ſu mayor perfección, puedan ſalir airosas à la luz pública.
Juſto es, Señor, que las obras reconozcan ſu dueño, que los frutos ſe presenten à ſu Autór, y que à lo soberano rinda la lealtad en obſéquios el mas pronto y reſignado vaſſallage. De V.M. es quanto la Académia emprende, pues debe à ſu Real ſoberanía la protección de ſus alientos, y à ſu generosidád el logro de ſus fatígas. Todo lo que puede contribuír al eſplendór de la Nación Españóla trahe de V.M. el influxo, como de quien deſéa el mayor luſtre de ſus vaſſallos: por lo qual, ſin elección ni arbítrio, buſca eſte Diccionário de juſtícia à V.M. para que defendido de ſu Real ſombra, no pueda tener contra él la cenſúra reſpiración que no ſea apláuſo.
Señor.