lícia, hierbas para su recréo: y al fin el Universo todo con vários fines en cada cosa, como debe considerar la reflexión, sin que la blasphémia haya jamás tentado de llamar inútiles, ociosas, y superfluas à todas estas bellissimas Criaturas, porque no son necessárias para la vida del hombre.
7 No es esto negar que hai entre las Facultades y Ciencias unas mas nobles, algunas mas útiles, y otras que logran el ser divertidas y deleitables; pero en este punto quien impugna, y quien defiende se debe acordar de la división y definición del bien, y de lo bueno, que segun la opinión à que ninguno ha contradicho, redúce su definición à que es bueno todo lo que es honesto, útil, ù deleitable. Es cierto que dentro de estos límites entra lo mas honesto, lo mas útil, y lo mas deleitable: esto será lo mejór, y no por esso quita à lo que honesto, útil, y deleitable la perfección de ser bien, y de ser bueno; ni estorba lo mejór, que sea digno de loa, la alabanza y aprécio, à lo que absolutamente es bueno.
8 Fuera menos à próposito, y no conforme à razon fingir que el estúdio de las Lénguas, su perfección, puréza, penetración de las Voces, y notícia de las Etymologías, era la mejor entre las Ciencias, la mas útil, y la mas deleitable. Estas comparaciones son vanas, y no es possible pesar los quilátes de cada Ciencia en comparación de las otras: porque teniendo cada una distinto objeto, no son matéria capáz de mejoría, por no tener entre sí relación, y ser todo su bien respectivo à sus objétos, ò proporcionado à los estádos de los que las tratan. Esta verdád es cierta, y tan cierta como ella es, que todas las Ciencias son buenas, y que lo es el estúdio de las Lénguas, su perfección, y su penetración, y en ellas el estúdio y aplicación à las Etymologías, como medio essenciál para conocer las voces, y penetrar su sonído.
9 Este estúdio es honesto, y aunque solo tuviera de honestidád evitar el ócio en quien se fatíga, tenía sobrado motívo para su alabanza. Este estúdio es útil por el intento de descubrir y apurar la verdád. Este estúdio es deleitable, no solo por aquel gusto y satisfacción que logra quien aplicado à qualquier Ciencia averigua una verdád, como aun particularmente por el recréo de conseguir que él próprio en su modo de hablar, y la Pátria en el común y ordinario lenguage, logren entre naturales y forasteros el apláuso de puros, castízos, y expressívos en sus Voces y Phrases: encómio de que se vanaglorían mucho, entre todos los Italianos, los de Toscana, y en toda la Francia los Parisienses, y que con algun respéto baldónan de incultas à las demás Províncias, como balbucientes entre la barbaridád.
10 Bien conocieron esto los Romános, que cuidando de la extensión de su Léngua Latina, y de su mayor perfección, aun quando era Léngua