en cosa alguna, yá sea en el princípio, yá en el medio de ellas, como se reconóce en los libros de las Leyes, Fueros, y otros volúmenes y monumentos antíguos, donde se hallan freqüentemente las voces Statuto, Scriptura, Sculptura, Abbreviar, Accommodar, Accusar, Augmentar, Collegir, Communicar, Aggregar, Attraher, y assi otras muchas: lo que no se experimenta en las obras mas modernas, respecto de que con el tiempo, conforme se ha ido alterando y moderando la Léngua, y en no pocos términos mudando la pronunciación, se ha ido tambien templando el rigor en lo escrito, considerándole por supérfluo. Si en estas se hallase la igualdád y conformidád debida, con facilidád se huviera fijado una competente Orthographía; pero lo sensible es que los Autóres no tan solamente están entre sí discordes, sino que en sus mismas obras se hallan escritos con variedád unos mismos vocablos. Esta irregularidád y defecto es tan indecoroso y ofensivo de la nobleza y lustre de la Léngua, que siendo en sí purissima, elegante y clara, la hace obscúra, intrincada y dificultosa: y al passo que dá motívo para que se dude en muchas palabras el modo con que se deben escribir, ocasiona en los extraños el embarazo de que dificulten ò no alcancen lo que se quiere dár à entender, por hallarlas diversamente escritas.
19 Para vencer todas estas y otras diferéncias y encuentros de opiniones han sido algunos de dictámen, que la única y segura regla para reducir con perfección al papél la Léngua Castellana, es escribir lo que en ella se habla, y en la realidád se pronúncia: respecto de que esto solo es lo que legitimamente la constituye, y hace diversa de las demás. Esta opinión (vulgarmente reputada por tan clara, que paréce no se puede dudar de su firméza) pudiera tener algun fundamento si concurrieran en el uso y practica de la Léngua Castellana las circunstáncias que son necessárias para que se manifieste, que lo que se escribe y debe escribir es conforme à lo que se pronúncia; pero esto es tan dudoso, ò por mejor decir tan incierto, que algunas de ellas no es possible verificarlas. Lo priméro, porque no hai uniformidád en la pronunciación, respecto de la diversidád que se experimenta en el modo de hablar y proferir muchas voces entre los naturales de algunas Províncias, donde es común la Léngua: pues los Castellanos jamás usan de la letra H, y aunque precisamente la pidan diferentes palabras, en su boca no se oye el mas leve indicio de aspiración: lo que no sucede en Andalucía, y en casi toda la Extremadúra, donde se habla con tan fuerte aspiración, que es dificultoso discernir si pronúncian la H, ò la J. Nadie ignora la diversa pronunciación, palpablemente se reconoce que no hai uniformidád en el uso de la Léngua. Aun entre los mas preciados de verdaderos y legítimos Castellanos tampoco hai igualdád