Página:Diez años de destierro (1919).pdf/23

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
21
 

En todos los nombramientos, Bonaparte.seguía, sobre poco más o menos, la regla de tratar por igual a la derecha y a la izquierda, o, en otros términos, de escoger alternativamente sus agentes entre los aristocratas y entre los jacobinos; el partido intermedio, el de los amigos de la libertad, era el que menos le agradaba, porque se componía del corto número de hombres que tenían en Francia opinión propia. Prefería entenderse con los que estaban ligados a los intereses monárquicos o desacreditados por los excesos populares. Llegó hasta querer nombrar consejero de Estado a un convencional, manchado por los crímenes más viles del Terror; pero desistió ante la repugnancia que sintieron sus futuros colegas.

A Bonaparte le hubiese gustado dar esta prueba resonante de que podía regenerarlo todo, como anonadarlo todo.

Lo característico del gobierno de Bonaparte es un profundo desprecio por todas las riquezas intelectuales de la naturaleza humana: virtud, dignidad del alma, religión, entusiasmo, son, a sus ojos, los "eternos enemigos del continente", para emplear su expresión favorita; quisiera ver tan sólo en el hombre fuerza y astucia, y llamar a todo lo demás tontería o locura. Los ingleses le irritan sobremanera, porque aciertan a conciliar el buen éxito con la honradez, cosa que Napoleón quisiera presentar como imposible. Ese punto luminoso en el mundo le ha dado enojos desde los primeros días de su reinado, y ya que no puede herir a In-