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LIBRO II.

pues Soción, en las Sucesiones de los filósofos, dice que Cleón le acusó de impiedad por haber dicho que el sol es una masa de hierro encendido, pero que lo defendió Pericles, su discípulo, y sólo fue condenado a pagar cinco talentos y salir desterrado. Sátiro escribe en sus Vidas que lo acusó Tucídides, por ser éste contrario a las resoluciones de Pericles en la administración de la república. Que no sólo lo acusó de impiedad, sino también de traición, y que ausente, fue condenado a muerte. Habiéndole dado la noticia de su condenación y de la muerte de sus hijos, respondió a lo primero que «hacía mucho tiempo que la naturaleza había condenado a muerte tanto a sus acusadores como a él». Y a lo segundo, que «sabía que los había engendrado mortales». Algunos atribuyen esto a Solón, otros a Jenofonte.

7. Demetrio Falereo dice en el libro De la Vejez que Anaxágoras enterró él mismo por sus manos a sus hijos. Hermipo, en las Vidas, asegura que fue encarcelado y condenado a muerte; y preguntado Pericles si había algún crimen capital en él, como no le hallase alguno, dijo: «Ahora bien: yo soy discípulo de este hombre: no queráis perderlo con calumnias, sino seguid mi voluntad y dejadlo absuelto». Y que así se hizo; pero no pudiendo sobrellevar la injusticia[1], murió de muerte

  1. De haberlo condenado.