Página:Discurso sobre el origen y los fundamentos.djvu/192

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los negros que atraviesan las señas. Se arrojan tambien sobre los elefantes que vienen á pacer en los sitios que ellos habitan, y los incomodan tan fuertemente con puñadas, ó á palos, que les obligan á huir dando bramidos. No se coge nunca ningun Pongo vivo, á causa de que son tan robustos que diez hombres apenas podrian sugetarle; mas los negros cogen muchos pequeños despues de haber matado a la madre, al cuerpo de la cual el hijuelo se agarra fuertemente. Cuando alguno de estos animales muere, los otros cubren su cuerpo de un monton de ramas y de hojas. Purchas añade que, en las conversaciones que tuvo con Battel, supo de él mismo que un Pongo le quitó un negrillo, el cual pasó un mes entero en la sociedad de estos animales; pues que no hacen ningun mal á los hombres que sorprenden, á lo menos cuando estos no los miran, como habia observado el negríllo. Battel no ha descrito la segunda especie de monstruo.

Dapper confirma que el reino de Congo está lleno de aquellos animales que llaman en las Indias Orangutanes, es decir, habitantes de los bosques, y que los Africanos llaman Cuajas-Moros. Esta bestia, dice, es tan parecida al hombre, que á algunos viageros les ha venido á la idea, que podia haberse producido de una muger y de un mono: quimera que aun los mismos negros reprneban. Uno de estos animales fue transportado desde Congo á Holanda y presentado al príncipe de Orange, Frederico-Enrique. Era de la altura