Página:Discurso sobre el origen y los fundamentos.djvu/220

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sido sabiamente el que, para no dejar la suerte ó la clase de los ciudadanos a su discrecion, ella le prohibiese el derecho de juzgar las persons, para no dejarle sino el de juzgar las acciones. No hay sino las costumbres tan puras como eran las de los antiguos Romanos que pueden soportar las censuras y tales tribunales los hubieranmuy pronto trastornado y echado todo por tierra entre nosotros: solo a la estimacion pública pertenece el hacer la diferencia de los malvados y de la gente de bien; el magistrado no es juez sino de derecho riguroso, pero el pueblo es el verdadero juez de las costumbres; juez íntegro y aun tambien muy ilustrado sobre este punto, a quien engañan alguna vez, pero que no corrompen nunca. Las clases de los ciudadanos deben pues estar arregladas, no sobre el mérito personal, lo que seria dejar al magistrado el medio de hacer una aplicacion casi arbitraria de la ley, sino sobre los servicios reales que se hacen al estado, y que son susceptibles de una estimacion mas exacta.

Fin