Página:Discursos a la Comissió Catalana (1885).djvu/13

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sonará quizá en toda España, y hasta tal vez llegue á salir de sus fronteras; pues que la modesta reunión de la Lonja ha llamado tanto la atención, que después de poner en agitación á los políticos de la corte, ha sido comentada por toda la nación, y aun no sería extraño que en otras se ocuparan también de ella, vïendo en nuestras ideas regionalistas una manifestación nueva de la opinión pública en nuestras comarcas.

Así es que han sido designadas por los organizadores para hacer uso de la palabra sólo tres personas: el muy digno presidente, que acabáis de oír; el que en este momento os habla, como ponente-redactor de la Memoria presentada al Rey, y mi amigo el Sr. Maspons, que presidió la comisión que subió las gradas del Palacio de Madrid para hacer entrega de dicho documento.

Después de estas indicaciones, que debía hacer para satisfacción de todos los reunidos, empiezo diciendo, que me alegro del brindis de mi digno predecesor en el uso de la palabra. Me alegro de que el Sr. Güell haya brindado por el Rey D. Alfonso. íSabéis por qué? Porque nos permite, á mi y á muchos otros que como yo piensan y están aquí presentes, hacer un acto de la propaganda más eficaz, de la que más le conviene á nuestra tierra; de la propaganda del ejemplo. El acto de hoy es una demostración innegable de la tolerancia mútua que nos dispensamos los que queremos la regeneración de Cataluña.

Porque, señores, yo que no oculto jamás mis ideas, no tengo que esconderlas aquí, y si entre los catalanistas los hay que son partidarios convencidos del sistema de gobierno que D. Alfonso simboliza, otros lo somos de un sis-