Página:Discursos a la Comissió Catalana (1885).djvu/15

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tema opuesto. Lo que hay es que á unos y otros nos liga una aspiración común, que forma un lazo de gran foerza: el bien de nuestra tierra. Al grito de viva Cataluña, olvidamos que entre nosotros haya quien quiera la monarquía y quien aspire á otras formas de gobierno.

Y por ésto yo, que probablemente en toda mi vida no hubiera subido aquellos peldaños; yo que seguramente no volveré á subirlos; yo que no los subiría para obtener la fortuna personal, si la fortuna se hallase á lo alto de aquella escalera, la subí con desembarazo, pues que iba persuadido de tomar parte en un acto trascendental para Cataluña, y veía en la altura del lugar al que nos dirigíamos el medio de que nuestras aspiraciones llegasen á ser oidas de muy lejos y tuvieran gran resonancia. Por tales motivos, os lo confieso, subí aquellos peldaños hasta con orgullo, pues creía al hacerlo dar prueba de mi amor á la patria.

Ya que he entrado en estas explicaciones de lo que pienso y espero seguir pensando, pues no creo haya de variar quien como yo, si al entrar en la política en 1868 adoptó unas ideas por sentimiento y entusiasmo, tal vez irreflexivo, hoy las tiene fijadas en su entendimiento por reflexión y estudio; yo, que si en aquella época me moví impulsado por la llamarada que encendió á la juventud de esta nación, hoy no me impulsa llamarada alguna; yo que soy, lo diré sin rodeos, tan republicano como he sido siempre y como espero seguir siendo, no puedo menos que mostrarme justo al referirme á lo que en Madrid vimos y tocamos. Tuvimos relación con muchos, y en todas partes no hallamos más que adversarios declarados ó partidarios muy débiles. En tanto que los unos nos desmentian y los otros nos insulta-