Página:Discursos a la Comissió Catalana (1885).djvu/7

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Debido á un gran número de causas, que no es del caso enumerar, y que todos vosotros conocéis mejor que yo, y debido principalmente á la buena semilla sembrada por nuestros padres y por todos nosotros cultivada con fe y constancia; debido á los hábitos de trabajo que heredamos de nuestros mayores y confiamos trasmitir á nuestros hijos, Cataluña se encuentra hoy rejuvenecida y agitada por una savia poderosa que bace latir su corazón con nueva fuerza; siente en sus sienes el aleteo incesante de su alma que lucha por emprender el vuelo; de día y de noche la espolea el deseo de crecer y ponerse al nivel de los pueblos más adelantados de Europa. Estas aspiraciones, no sólo son respetables por lo legítimas, sinó que son perfectamente armónicas con los intereses de las demás provincias, hasta tal punto, que yo creo que éstas no pueden prosperar mientras haya obstáculos que impidan la prosperidad de Cataluña.

Desgraciadamente hasta ahora en las esferas del gobierno ha preponderado, en general, la idea de que los intereses literarios, jurídicos y económicos de las diferentes provincias que forman la nación, son antagónicos, y que, como consecuencia de este antagonismo, es preciso irlos sacrificando los unos á los otros, para llegar por tal medio á la uniformidad, que en el orden social y político equivaldría á la muerte de las provincias, del mismo modo que entre los hombres sólo se llega á ella cuando, extinguida la vida, se han convertido en polvo.

A estas ideas tan erróneas, á esta tendencia verdaderamente funesta y capaz de destruir el Estado más fuerte, debemos oponer los principios tan sabiamente desarrollados en la Memoria que algunos de nuestros compañeros han