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redactado, y de cuya aplicación resultaría el desarrollo perfectamente armónico de los intereses de todas las provincias de España, que es el fin que debe proponerse quien aspire á labrar su prosperidad.

La verdad halla siempre en este mundo obstáculos que la privan por más ó menos tiempo de manifestarse y aparecer clara y esplendente, deslumbrando á los mismos que intentaran oscurecerla y apagarla; la justicia, á pesar de sus quejas y clamores, puede verse perseguida y afrentada, pero acaba por triunfar de sus perseguidores. No debemos, pues, desesperar. Si trabajamos con fe y constancia; si, sordos siempre á la tentadora voz de las sirenas políticas, nos apartamos de toda suerte de banderías para seguir animosos el estandarte santo de la patria; si somos prudentes y refrenamos toda impaciencia, sabiendo esperar que el fruto en sazón se desprenda del árbol por sí mismo, en vez de hacerlo caer forzadamente todavía verde; si así lo hacemos, la idea que aquí nos congrega irá germinando, cada dia con más vigor, por las demás provincias, que, al conocerla, acabarán por proclamar lo mismo que nosotros proclamamos.

Sobre las turbias olas del mar siempre revuelto de la política se alza tranquila y permanente la majestuosa figura del poder Real. Cataluña ha hablado, él ha oído su voz y ha contestado. Si las memorables palabras pronunciadas por S. M. hacen que el pais abrigue la confianza de hallar en el Rey firme y seguro apoyo para realizar sus aspiraciones, que no son otras que alcanzar la verdadera estabilidad en la conservación de su rico patrimonio de creencias, leyes y costumbres, tradiciones y lengua, recuerdos y esperanzas, de todo aquello, en fin, que le da fisonomía, carácter y