Página:Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (1911).djvu/82

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 74 —

pero no dejé de sobresaltarme un poco cuando me dijo:

—Has hecho mal, pero muy mal, y mereces un buen castigo. Te has portado como un bellaco, y si no fuera por tu madre, verías lo que te pasaba. Porque ella me lo pide y por ser la primera vez, me contento con que te vayas inmediatamente á casa de Zapata, le pidas perdón y no vuelvas á hacer de las tuyas. ¡Mañana sale la galera!...

Yo me encabrité, y con el pecho oprimido, casi á punto de romper á llorar, hice un esfuerzo y dije desgarradoramente:

—¡Pero, tatita!... ¡Si son unos tiranos, unos verdaderos verdugos! ¡Yo no he hecho nada para que me tengan preso!... ¡No, tatita! puede matarme, pero yo no iré... ¡Prefiero que me mate! —¿Que no irás?—estalló mi padre indignado, esta vez de veras, porque no toleraba la abierta oposición.—¡Eso será lo que tase un sastre! ¡Habráse visto! ¡Cuando yo mando se obedece y se calla la boca! ¡Irás á la ciudad y les pedirás perdón, canejo! —¡Fernando, por Dios!—clamó mi madre.

—No tengas miedo. No le voy á hacer nada.

Pero, en cuanto á lo otro, ¡no hay tu tía! ¡Irá á la ciudad, y más pronto que ligero! —No iré, no iré. ¡Me tiraré de la galera si es preciso, pero no iré! Esto no lo dije. No. Hubiera sido demasiado.

Lo pensé, tan sólo, y me lo juré á mí mismo.

Á decirlo, mi padre me da sin más trámite una zurra de no te muevas, en el arrebato de su impulsividad.

Hubo un largo silencio.

—¡Bueno! ¡Ahora, á comer!—ordenó tatita, por fin, calmado ya.

La comida comenzó lúgubremente. Todos