Página:Doble error - novela (1919).pdf/18

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
14
 

Al mismo tiempo cogió una manga del traje y se puso a tocarla un poco a la manera de Tartufo.

—Me río—dijo Julia—de que te fijas en mi traje. Ten cuidado; me estás arrugando la manga.

Y retiró su manga de la mano de Chaverny.

—Te aseguro que me fijo mucho en tus trajes y que admiro mucho tu gusto. No, palabra de honor; el otro día hablaba a... una mujer que se viste siempre mal, aunque gasta disparatadamente. Va a arruinarse... Le decía... Hablaba de ti...

Julia se divertía con su confusión y no procuraba atajarla interrumpiéndole.

—Estos caballos son muy malos. No andan.

Tendré que cambiarlos—dijo Chaverny completamente desconcertado.

Durante el resto del camino, la conversación no se hizo más animada; por una y otra parte no se fué más allá de la réplica.

Los dos esposos llegaron al fin a la calle y se separaron deseándose buenas noches.

Julia empezaba a desnudarse, y su doncella acababa de salir, no sé con qué motivo, cuando se abrió bastante bruscamente la puerta de su alcoba y entró Chaverny. Julia se apresuró a cubrirselos hombros.

—Dispensa—dijo él; quisiera, para dormirme, el último volumen de Scott... No es Quintín Durward?

—Debe de estar en tu cuarto—respondió Julia—; aquí no hay libros.

Chaverny contemplaba a su mujer en ese semi-