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Página:Don Diego de Peñalosa y su descubrimiento del reino de Quivira.djvu/112

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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

donde hay muchas minas de plata, de oro y de otros diferentes metales, entre ellas las del Parral, de Guincame, de Sombrerete, de Hendehé, de San Juan, de Santa Bárbara y otras, más abundantes que las de las otras provincias de Méjico ó Nueva España, porque son de hallazgo reciente y no están agotadas. Lo que entonces se proponía como cosa lejana, puede ahora realizarse por dos procedimientos distintos.


Primera proposición.


»E1 uno es que en vez de ir á la boca del Río-Bravo para aproximarse á Nueva Vizcaya, se ofrece ir directamente á Panuco, respondiendo á S. M. de tomarlo fácilmente, por la seguridad que se tiene de que no hay allí más que treinta ó cuarenta soldados españoles, y ocupada esta posición, de apoderarse con la misma facilidad de toda la provincia y minas de Nueva Vizcaya.

»Para la empresa se pretende reunir mil ó mil doscientos flibusteros franceses de la costa de Santo Domingo, gente aguerrida, acostumbrada al clima, al modo de vivir de aquellos países, á batir á los españoles en todas partes, á saquear sus poblaciones y aprender sus bajeles en el golfo de Méjico en que estos flibusteros hacen frecuentes cruceros. Se propone poner á su cabeza un jefe llamado Grammont, que los ha guiado en la guerra, hombre osado á quien obedecen voluntariamente y que con ellos ha estado en el pillaje efectuado hace unos seis meses en Veracruz, puerto principal de los españoles, por un corsario holandés nombrado Van Horn, que llevaba dos navios de guerra, y al cual se unió el referido señor de Grammont en calidad de teniente.

»Se propone el nombramiento de jefe principal y director de la empresa en persona de calidad titulado el Conde de Peñalosa, criollo, es decir, indio de raza española, descendiente de los primeros conquistadores del país, que después de haber servido empleos de importancia tanto en el Perú como en Méjico, ha sido Gobernador y Capitán general de una gran provincia nombrada Nuevo Méjico, según acreditan las provisiones y certificados que presenta, y ha sido arruinado por los religiosos de la Inquisición que le han retenido prisionero treinta y dos meses, y han disipado todos sus bienes, sin que haya podido nunca obtener justicia de los españoles, lo que le ha obligado á venir á Francia con el designio de ofrecer sus servicios á S. M. y proponerle conquistas en aquel reino.

»Esta persona conoce perfectamente el interior del país, y sobre todo la provincia de Nueva Vizcaya, cuya ocupación ofrece, creyendo dar ga-