trarios, y cogiendo los vencedores los despojos y prisioneros, que llegaron á 200, fardos de gamuzas, de antas y cueros de cíbolas, se volvieron al puesto de los Jumanes y río de las Noeces, en donde tenía asentado el real D. Diego de Guadalajara, que luego que llegaron los soldados á su presencia se volvió á la villa de Santa Fé, y en esta ciudad está al presente el Maestre de Campo Juan Domingo de Mendoza, que se halló en esta jornada y guerra.
»E1 año de 1606 el Adelantado D. Juan de Oñate, salió de la villa de Santa Fé con 80 hombres bien dispuestos de armas y caballos, y por su capellán el padre Fr. Francisco de Velasoo, con firme intención de descubrir el mar del Norte, y cogió el rumbo al Oriente, y después de haber andado casi 300 leguas por los llanos de Cíbola, se halló en la nación de los Aijados, que hace frente por la parte del Oriente y casi confina con la nación Quivira por la parte del Norte, estando vecina de los Tejas por Levante; los cuales indios Aijados recibieron afables á dicho Adelantado y á sus soldados, y después de haber descansado algunos días en aquel paraje, los dichos indios Aijados, que entonces tenían guerra con los quiviras, conmovieron á D. Juan de Oñate á que fuese á la Quivira, y que ellos le acompañarían; y el dicho Adelantado, ó por corresponder á su agasajo, ó por astucia mañosa de reconocer aquel reino, se resolvió á condescender con el pedimento de los Aijados, y fueron con él más de dos mil de esta nación. Y luego que entraron por tierras de la Quivira, salieron algunos indios naturales de aquel reino á recibir al Adelantado y sus soldados, y viendo que los indios de la nación Aijada, sus enemigos, iban en su compañía, recelosos de algún daño se retiraron á la parte interior de sus tierras; y los indios Aijados que iban en compañía de dicho Adelantado, comenzaron á quemar las casas y ranchos de los quiviras, y viéndolo el dicho Adelantado, les vedó el que las quemasen, y se sintieron de esto tanto, que revolvieron sus armas contra los españoles, y tuvieron con ellos una muy reñida batalla, y murieron en ella más de mil indios, y los demás se retiraron, sin haber muerto ningún español. Y habiendo visto el Adelantado que había mucha gente en la Quivira y que había de pasar por ella á reconocer el mar, de que no tenía noticia, porque reconoció estar lejos, y desde este puesto se volvió á la villa de Santa Fé por el mismo rumbo que había hecho el viaje, sin descubrir más tierra.
»Y porque la villa de Santa Fé, centro del Nuevo México, nos sirve de guía para dar á entender las tierras y naciones que están á la parte de aquella región, se ha de advertir que después de los cerros que se si-