de la Nueva Vizcaya y provincias de Sonora, y así digo, Señor, que me ejecutan muchas causas para correr la pluma en esta ocasión la primera el ser vasallo de V. M.; la segunda el hallarme actual Custodio y Legado de Su Santidad en aquellas provincias, y juntamente haberme entregado mi Religión sagrada aquella Custodia fiando de mi inutilidad carga tan pesada á mi insuficiencia; y aunque me desanimaba el dar esta noticia á vuestro Real Consejo de Indias, por tenerla ya en esta corte representada á Vuestro Virey y Fiscal; previniendo los daños, pérdidas y menoscabos que se han seguido después de dicha pérdida del Nuevo México, como llave de toda esta Nueva España; me desalentaba también, Señor, el ver que habiendo presentado un Memorial á 24 de Marzo de este presente año pidiendo todo lo por mí representado y prevenido en útil de vuestro real servicio y conservación de lo adquirido, no se me ha querido dar testimonio, ignorando los motivos; materia, Señor, porque dudaba el dar noticia de lo que actualmente pasa en aquel reino, pues quería que los mesmos instrumentos jurídicos que tengo presentados, informasen la verdad, que en la ocasión represento. — Más noticiado de vuestras Reales Cédulas, la una de 2 de Agosto de 85 y esta última que ha venido en este último aviso, me han servido de aliento, pues en la primera pide V. M. individual, clara y distinta noticia de las tierras del Oriente y sus habitadores, mencionándose en dicha Real Cédula una relación que hizo Fr. Alonso de Benavides, Custodio que fué de aquellas conversiones; las cuales tierras pretende el Rey cristianísimo poblar por las noticias que D. Diego de Peñalosa ha dado de su mucha riqueza, en que aseguró á V. M. no ha faltado á la verdad, y así digo, Señor, que va para siete años estoy por misionero en aquellas conversiones y á todo lo sucedido desde la fatalidad soy testigo de vista, y habiendo venido á esta ciudad á fines del de 82, me nombró esta santa provincia por Procurador general y prelado de aquella Custodia ya destrozada, no atendiendo á mi insuficiencia; y saliendo de esta corte para aquel reino el de 83, con las limosnas de los religiosos misioneros (que con paternales entrañas socorre V. M.), fué Dios, nuestro Señor, servido llegase al Convento del Paso (único que quedó en el alzamiento, aunque después se han hecho otras conversiones en que están ocupados doce religiosos sacerdotes), y en la sazón hallé treinta y tres capitanes infieles de la nación Jumanas y otros que venían á pedir el baptismo, que esta nación, Señor, fué la que en tiempo de Fr. Alonso de Benavides, acompañada de otras, vino á pedirlo mesmo, enviando dicho Padre religiosos á estas conversiones. En cuyas tierras se tuvo una cristiandad muy dilatada y todo se
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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA