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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

dieron graves quejas contra D. Bernardo López de Mendizabal, Gobernador de Nuevo Méjico, cuyo crimen consistía en haberse enemistado con los inquisidores y sus paniaguados y por el que fué depuesto, eligiendo el Virey al Conde de Peñalosa, para encargarse del gobierno y apaciguar las alteraciones ordinarias en este país.

»Expedidos los títulos y provisiones de Gobernador y Capitán general de Nuevo Méjico á fines de 1660, se puso en camino deteniéndose dos meses en Zacatecas, en espera del equipaje y otro mes en el Parral, en Nueva Vizcaya, en provisión de las cosas necesarias. Apaciguó las turbulencias de Nuevo Méjico, hizo la guerra á los indios enemigos llamados Apaches, venciéndolos y obligándolos á suscribir la paz; fundó dos ciudades nuevas, hizo fabricar edificios públicos, y descubrió regiones inexploradas. Pero como los más de sus predecesores, tuvo la desgracia de malquistarse con los inquisidores. El Comisario general de esta institución se atribuía autoridad sin límites y quería disponerlo todo sin oposición, y á fin de contener sus determinaciones tiránicas y extravagantes, se vio en la necesidad de arrestarlo ocho días en una de las habitaciones del Palacio, pensando que el correctivo le haría más cauto para en adelante.

»En 1664 volvió á Méjico el Conde de Peñalosa por la ruta ordinaria del Parral, deteniéndose tres meses y medio con objeto de preponer al Virey la conquista del país que habia descubierto; pero la Inquisición, que no perdona jamás la menor cosa que atente á su autoridad suprema, lo hizo arrestar en Méjico y le retuvo treinta y dos meses prisionero. Tomó información de todas sus acciones y palabras, y al fin vendió por 86.000 escudos todos sus bienes, que valían más de 300.000, según los inventarios que conserva en su poder; le privó de su gobierno, le declaró incapacitado para servir ningún otro en el reino de Nueva España, y le condenó en 51.000 escudos de multa, negándose á entregarle los 35.000 que restaban.

»El Conde de Peñalosa decidió pasar á España en demanda de justicia por tal persecución. 'Bajó á Veracruz en 1668, de allí á la Habana, en espera de dinero del Perú, mas su desgracia ó el terror y los artificios de la Inquisición han sido tales, que hasta ahora ninguna noticia ha recibido.

»Embarcado el año 1669 en un buque de Canarias que le condujo á la isla de Tenerife, fué bien recibido del Gobernador, pariente suyo, y de las personas de calidad, una de las cuales (que le ha escrito hace poco) tiene dos hijos estudiando en París, en el colegio de Clermont.