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Página:Don Diego de Peñalosa y su descubrimiento del reino de Quivira.djvu/98

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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

acaso lo tendría igualmente con Fr. Benito de Peñalosa y Mondragón, que publicó por entonces un libro indigesto [1] . En cuanto á su padre Don Alonso de Peñalosa, mujer, hermanos y allegados, se sabe bien lo que eran por la indagatoria que remitió la Audiencia del Perú á petición del Consejo de Indias, y dice literalmente:

«D. Alonso, no ocupa puesto ninguno, ni ha sido Maestro de Campo jamás, sino un afectado cortesano; tiene setenta y cinco años, y la pena de lo que antes de ahora se ha divulgado de esta materia, le tiene muy postrado; está pobre de dinero y parientes, con dos hijos; el uno asiste en Cochabamba, el otro aquí (en la Paz), clérigo presbítero, y Doña Aldonza de Peñalosa, hija de D. Diego, está casada con D. Jacinto Gutiérrez de Escobar, que asiste en La Relaja en media Chacra que tiene: es un mozo de corto talento [2]

Con esto es de presumir que nuestro personaje salió del Perú á buscar fortuna, siendo fantástica la que consumieron dos naufragios nada menos en su travesía á Panamá, y se explica cómo no llegaban nunca los fondos cuya ausencia atribuye con tanta sencillez al terror y artificios de la Inquisición.

Soldado y capitán en Méjico, siendo como era listo, audaz y bien portado, se captó lá simpatía del Virey, que lo distinguió con el mando de las provincias del Nuevo Méjico, mando importante en territorio fronterizo de los salvajes Apaches, que requería vigilancia, actividad, iniciativa y espíritu militar. Su confesión hace bueno, que habiendo entrado con las manos vacías, en tres años escasos que sirvió el cargo, pudo apañar más de 300.000 escudos, según los inventarios que conservaba en su poder, cantidad equivalente á tres millones de reales, muy considerable en aquel tiempo. Por qué la Inquisición la secuestró; qué motivos tuvo este Tribunal para formar proceso, retenerle en prisión treinta y dos meses y declararle al fin incapacitado para desempeñar ningún otro destino, con destierro perpetuo de Nueva España, es lo que no se sabe. El Consejo de Indias decía á S. M. en Consulta de 18 de Noviembre de 1678: «Que tan mal hombre y quimerista, se había puesto hábito y se nombraba Conde de Santa Fée, sin título para uno ni para otro; en cuanto á su prisión en

  1. Libro de las cinco excelencias del español. Por el M. Fr. Benito de Peñalosa y Mondragón, profeso de la Real casa de Nájera. Año 1639. Imp. en Pamplona por Garlos Labayen. — Trata de asuntos americanos.
  2. Archivo de Indias.— Comunicación de la Audiencia, fecha en Lima á 10 de Abril de 1673.— Copia remitida á esta Academia.