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Página:Don Sancho Garcia conde de Castilla.djvu/64

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(LXII)

temblar, ni á sus rigores fieros ceda,
este puñal me librará de todo.
Sanch. ¿Cómo, Almanzor?
Alm. Garcia, de este modo.
No creas que en los brazos de la muerte
me espante, ni me ablande, ¡ó Sancho! el verte.
Me aplaudo en el delito cometido;
solo siento el mirar no se ha cumplido
mi idea contra tí; pero pues muero,
ya que no te inmolé con este acero,
por dura suerte del injusto hado,
en mi pecho estará bien empleado.
¡Oh, si mi sangre al acabar mi vida
produxera torrentes de la herida,
que anegaran tu Corte y tu Condado!
Pero muero. Los cielos te han vengado,
Espira en manos de Alek.
Garc. ¿Qué es esto?
Gonz. Tu inocencia ya guardada:
tu madre por los cielos castigada;
Castilla preparada contra el Moro;
y yo, señor, que tu virtud adoro,
dando mil gracias al Divino Cielo,
porque ayudó mi siempre firme zelo.
Sanch. Lo premiaré. Tú cuida por ahora
del cuerpo de mi Madre y mi Señora,
y que Alek á su patria conducido,
logre el premio á su mérito debido.
Venerese en castigo tan severo
el brazo de los cielos justiciero.

FIN.