Te juro, por mi alma, que le he visto.
¿Y no te avergüenzas?
Siempre se ha derramado sangre. Desde que el mundo es mundo, ha habido crímenes atroces. Pero antes el muerto muerto se quedaba. Ahora las sombras vuelven y nos arrojan de nuestros sitiales.
Tus caballeros reclaman tu presencia.
No me acordaba de ellos. Amigos mios! nobles caballeros! no hagais caso de mí. Si me conocierais bien, no os extrañaria este súbito accidente. ¡Salud, amigos! Brindemos á la salud de nuestro amigo Banquo, único que nos falta. ¡Ojala llegue pronto! ¡Brindo por vosotros, y por él y por todos.
Nosotros repetimos el brindis.
¡Léjos, lejos de mí!... Que la tierra te trague... Mi sangre se hiela: falta á mis huesos el tuétano... la lumbre de mis ojos se oscurece.
El accidente vuelve: no es grave, pero descompone la fiesta.