Si hubiera muerto de veras, tú estarias llorando, y si no llorabas, era indicio claro de que pronto tendria yo otro padre.
Gracioso estás, pobre hijo mio.
Dios te bendiga y salve, hermosa castellana. No te conozco, pero el honor me obliga á avisarte que se acerca á tí un inminente peligro. Sigue mi consejo. Huye en seguida con tus hijos. Quizá te parezca rudo mi aviso, pero seria cruel dejarte en las garras de los asesinos. Adios. No puedo detenerme.
¿Y á dónde voy? ¿Qué pecado he cometido? Estoy en un mundo donde á veces se tiene por locura hacer el bien, y se tributan elogios á la maldad. ¿De qué me sirve la pueril excusa de no haber hecho mal á nadie?... Pero ¿qué horribles semblantes son los que miro?...
¿Dónde está tu marido?
No en parte tan infame donde tus ojos puedan verle.
(Al niño.) Eres un traidor.
Mentira, vil sicario.
Muere, pollo en cascaron.