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EL MERCADER
ANTONIO.
Mucho os amo, creedlo. Cuando os vais, será porque os llama algun negocio grave, y aprovechais este pretexto para separaros de mí.
SALARINO.
Adios, amigos mios.
BASANIO.
Señores, ¿cuándo estareis de buen humor? Os estais volviendo ágrios é indigestos. ¿Y por qué?
SALARINO.
Adios: pronto quedaremos desocupados para serviros.
(Vanse Salarino y Salanio.)
LORENZO.
Señor Basanio, te dejamos con Antonio. No olvides, á la hora de comer, ir al sitio convenido.
BASANIO.
Sin falta.
GRACIANO.
Mala cara pones, Antonio. Mucho te apenan los cuidados del mundo. Caros te saldrán sus placeres, ó no los gozarás nunca. Noto en tí cierto cambio desagradable.
ANTONIO.
Graciano, el mundo me parece lo que es: un teatro, en que cada uno hace su papel. El mio es bien triste.