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EL MERCADER
LANZAROTE.
¡Ah sí, Lanzarote, un caballero jóven? ¿Hablais de ese?
GOBBO.
Aquel de quien yo hablo no es caballero, sino hijo de humilde padre, pobre aunque muy honrado, y con buena salud á Dios gracias.
LANZAROTE.
Su padre será lo que quiera, pero ahora tratamos del caballero Lanzarote.
GOBBO.
No es caballero, sino muy servidor vuestro, y yo tambien.
LANZAROTE.
Ergo, oidme por Dios, venerable anciano.... ergo hablais del jóven Lanzarote.
GOBBO.
De Lanzarote sin caballero, por más que os empeñeis, señor.