Brindo por el general.
¡Oh, dulce Inglaterra! (Canta) «Hubo un rey, noble y caballero, que se llamaba Estéban: las calzas le costaban un doblon, y se enojaba de gastar tanto dinero, y llamaba al sastre ladron. Si esto hacia el que era tan gran monarca, ¿qué has de hacer tú, pobre pechero? ¡A cuántos perdió el subirse á mayores!» ¡Más vino!
Más me gusta esta cancion que la primera.
¿Quereis que la repita?
No, porque quien tales cosas canta merece perder su empleo. En fin. Dios es poderoso, y unos se salvarán y otros se condenarán.
Bien dicho, teniente Casio.
Sin agravio del gobernador, ni de ningun otro personaje, yo creo que me salvaré.
Y yo tambien lo creo, mi teniente.
Pero permitidme que os diga que primero me he de salvar yo, porque el teniente debe ir antes que el alférez. Basta. Cada cual á su negocio... No creais que estoy