Página:Dramas de Guillermo Shakespeare.djvu/482

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OTELO.
DESDÉMONA.

¿Lo harias, si te dieran el mundo entero?

EMILIA.

Grande es el mundo, y comparado con él, parece pequeño ese delito.

DESDÉMONA.

Yo creo que no lo harias.

EMILIA.

Sí que lo haria, para deshacerlo despues. No lo haria por un collar ni por una sortija ni por un manto, pero si me daban el mundo, y podia yo hacer rey á mi marido, ¿cómo habia de dudar?

DESDÉMONA.

Pues yo, ni por todo el mundo haria tal ofensa á mi marido.

EMILIA.

Es que el mundo no la juzgaria ofensa, y si os daban el mundo, como la ofensa era en vuestro mundo, fácil era convertirla en bien.

DESDÉMONA.

Pues yo no creo que haya tales mujeres.

EMILIA.

Más de una y más de veinte: tantas que bastarian para llenar un mundo. Pero la culpa es de los maridos. Si ellos van á prodigar con otras el amor que es nuestro, ó nos encierran en casa por ridículos celos, ó nos golpean, ó gastan malamente nuestra hacienda, ¿no hemos de enfurecernos tambien? Cierto que somos benignas de condicion, pero capaces de ira. Y sepan los maridos que las mujeres tienen sentidos lo